Feliz entrada de este 2013 que nos saluda con el mal agüero de su número, que viene cargado de problemas e infortunio, un 2013 que parece traer colgada la bíblica admonición de presagiar el llanto y el crujir de dientes, pero aquí en El Túnel del Tiempo, somos ajenos al mal augurio, despreciamos las profecías apocalípticas y miramos displicentes por encima del hombro de la crisis, porque confiamos en vosotros, oyentes, y no dudamos ni por un momento en que sabremos salir de los más espesos lodazales con la mirada clara, la sonrisa en los labios y silbando el resistiré del dúo dinámico.
Y para ayudaros a afrontar los embates del proceloso 2013, que se yergue amenazador, qué mejor que la música, que no sólo amansa fieras, sino que rellena baches, ilumina corazones, pinta sonrisas, genera abrazos, acompasa los ánimos y aúna los dispersos pensamientos. Qué mejor que empezar el año con el tradicional concierto El Túnel del Tiempo, ciertamente un tanto atípico, pero con enjundia. Bendita música, patria sin fronteras pero con muchos barrios, que nos vio nacer, crecer y multiplicarnos a la sombra de los palmerales del bolero, entre las brumas del tango, con el sol en la cara de la copla, al paso ondulante del vals o cadencioso del pasodoble, con la frescura del pop, la hondura ancestral de yas o la revolución cívica del rocanrol, la única que en vez de cortar cabezas y fusilar ciudadanos cambió la k47 por la stratocaster, el uniforme por los vaqueros y el vil metal por el jevi metal.
Estrenamos además para este concierto los estudios de Radio Tular Irratia, que da gloria verlos, oliendo como un coche nuevo, y con el ordenador con todas sus teclas, lo que nos causa patente emoción.